El reciente informe de situación sobre La Madrid lleva al análisis de lo que se ha hecho en la población del sur castigada en 2017 por una devastadora inundación. Seis años después, los vecinos dijeron estar atemorizados de que se repita la emergencia, puesto porque han sido escasos los avances de las tareas de recuperación -hubo cierta lenidad porque la larga sequía ayudó a que no hubiese lluvias extraordinarias- y ante las advertencias de que por el fenómeno climático conocido como “La Niña”, se vienen años con lluvias intensas.
La Madrid se encuentra en el extremo sudeste de la provincia, muy cerca de la cola del embalse Frontal de Río Hondo. Es la zona más baja de Tucumán, hacia la que confluyen los ríos, y muy cerca de la ciudad pasa el río Marapa, sobre el cual se encuentra, 40 km. al oeste, en la montaña, el dique de Escaba.
El equilibrio ambiental que había en el área se fue desarmando en las últimas cuatro décadas debido, entre otras, cosas, a la expansión de la frontera agrícola y al desmonte de más de 1.000 km 2 de bosque nativo. Ese proceso se fue dando, como se señaló en el informe reciente, con anuencia y escaso control de las autoridades. Hubo canalizaciones y ocupación sobre un extenso sector de bañados ubicado al noroeste de La Madrid. Sobre todo un canal que desvió el antaño suave río San Francisco contribuyó a la emergencia de 2017. Este proceso y la nula sistematización de los ríos ayudó a la sedimentación en la zona baja, que con el tiempo generó poblaciones cercanas al embalse Frontal con inundación permanente, como Sol de Mayo y Niogasta. La Madrid sufrió cuatro inundaciones tremendas desde comienzos de los 90, y en la última incidieron precipitaciones extraordinarias y fallas de un sistema de alerta de que se abrían las compuertas de Escaba, con lo que una tromba de agua se derramó sobre la ciudad.
Tras la catástrofe, se organizó un equipo de emergencia multidisciplinario entre autoridades políticas de comuna, Provincia y Nación, legislativas, universitarias y de ONGs para ayudar a La Madrid y estudiar alternativas para el futuro. De allí surgió un estudio hidrológico de la cuenca Marapa - San Francisco, un sistema de alerta temprana de crecidas de los ríos y diversas obras de infraestructura. También se hizo un censo de productores y se planteó activar los equipos de las provincias que integran la cuenca Salí - Dulce para que se coordinen tareas, por ejemplo en la parte alta de las montañas sobre Escaba, donde hay cultivos de productores catamarqueños.
En la reunión reciente se advirtió que varios proyectos han quedado sin terminar, que el sistema de alerta temprana se ha caído, que se debe actualizar el estudio hídrico de la provincia y que una obra para hacer un “escudo protector” en La Madrid está parada por un conflicto de la empresa constructora con la provincia. También se describieron avances para lograr programas de producción sustentable y se planteó la posibilidad de un crédito del Banco Mundial -que asumiría la Nación- para recomponer los bañados que antaño atenuaron las crecidas de los ríos en la zona. Bueno sería impulsar el movimiento para acelerar las mejoras que La Madrid necesita, antes de que lleguen los tiempos de intensas precipitaciones.